Cuando los indígenas del Norte de Santander aún eran libres,
existían muchas comunidades, una en especial llamada cíneras, quienes
siempre tuvieron conflicto con los guanes, de Santander.
El
cacique Cínera cansado de tanto pelear, envió a su hija Zulia en misión
de paz a tierras de los guanes. Estando Zulia allí, apareció por estas
tierras un español, Diego de Montes y arrasó con la comunidad cinera y
al indefenso cacique lo ahorcó colgándolo de un árbol de caracolí. Cuando
Zulia venía de cumplir su misión de paz, se encontró con un reducto de
indígenas cáchiras que huían despavoridos de los españoles y contaron a
Zulia lo que había pasado a su pueblo. Zulia, que no se atrevía a
creerlo, porque en su mente no cabía que el ser humano fuera tan
perverso, se disfrazó de vasallo, llegó hasta muy cerca de su casa y
pudo observar con sus propios ojos que efectivamente su padre colgaba de
un árbol de caracolí.
De sus bellos ojos brotaron lágrimas de indignación, de su pecho salió un grito de dolor y de sus labios salió un llamado a todos los indígenas de los alrededores. A este llamado acudieron, guanes, cáchiras, chitareros, cotecos y cúcutas. Con los cúcuta acudió un príncipe indígena llamado Guaymaral, hijo del cacique Mará que habitaba el lago de Coquivacoa.
De sus bellos ojos brotaron lágrimas de indignación, de su pecho salió un grito de dolor y de sus labios salió un llamado a todos los indígenas de los alrededores. A este llamado acudieron, guanes, cáchiras, chitareros, cotecos y cúcutas. Con los cúcuta acudió un príncipe indígena llamado Guaymaral, hijo del cacique Mará que habitaba el lago de Coquivacoa.
Más de
dos mil indígenas acudieron al llamado de Zulia, en la actual Pamplona, y
armaron dos columnas: mil al mando de la hermosa princesa y mil al
mando de Guaymaral, marcharon sobre el campamento español que se
encontraba ubicado en el sitio actual de Arboledas y Diego de Montes no
supo en qué momento pagó con su vida todas las maldades y robos que le
había hecho a los indígenas. Esa noche los indígenas
triunfantes festejaron con alegría y jolgorio, y Zulia y Guaymaral se
unieron en matrimonio y fijaron su residencia al lado del torrentoso río
Sulasquillo. Vivieron felices por varios años hasta que llegó otro
español, Diego de Parada y los tomó al descuido arrasando con todo lo
que encontraba a su paso.
Hay quienes contaron que vieron a Zulia morir a caballo, incitando a sus guerreros a la lucha y Guaymaral herido, huyó buscando la protección de su padre y prometió que todo lo que tocara se llamaría como su gran amor, Zulia.
Es así cuando mal herido atraviesa el torrentoso río Sulasquilla y lo bautiza Zulia.
El pueblo donde vivió ahora se llama Zulia y cuando toma posesión de sus tierras a la muerte de su padre, se crea el Estado Zulia de Venezuela.
Hay quienes contaron que vieron a Zulia morir a caballo, incitando a sus guerreros a la lucha y Guaymaral herido, huyó buscando la protección de su padre y prometió que todo lo que tocara se llamaría como su gran amor, Zulia.
Es así cuando mal herido atraviesa el torrentoso río Sulasquilla y lo bautiza Zulia.
El pueblo donde vivió ahora se llama Zulia y cuando toma posesión de sus tierras a la muerte de su padre, se crea el Estado Zulia de Venezuela.
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