miércoles, 11 de noviembre de 2020

La Condesa Sangrienta

 

La condesa Erzsébet Báthory de Ecsed (Nyírbátor, Hungría, 7 de agosto de 1560 - Castillo de Čachtice, actual Trenčín, Eslovaquia, 21 de agosto de 1614), castellanizado como Isabel Bathory, fue una aristócrata húngara, perteneciente a una de las familias más poderosas de Hungría. Ha pasado a la historia por haber sido acusada y condenada de ser responsable de una serie de crímenes motivados por su obsesión por la belleza que le han valido el sobrenombre de la Condesa Sangrienta: es la mujer que más ha asesinado en la historia de la humanidad, con 650 muertes. Uno de sus antepasados fue Vlad Tepes, ‘El Empalador’

Primeros años

Nació en el seno de una de las familias más antiguas y adineradas de Transilvania: los Erdély. Sus padres, los condes Ana y Jorge Báthory, eran primos. Su abuelo materno fue Esteban Báthory de Somlyó y su tío materno fue Esteban Báthory, príncipe de Transilvania y rey polaco entre 1575 y 1586. El escudo de armas de su familia consiste en tres dientes de jabalí de plata sobre un campo de gules. Entre el resto de los familiares se encuentran un cardenal y varios príncipes. Su infancia transcurrió en el castillo de Csejte y antes de cumplir los seis años sufría ataques de lo que se puede considerar hoy en día epilepsia.

Matrimonio

A los once años fue prometida con su primo Ferenc Nádasdy, conde (anteriormente barón), de dieciséis años. A los doce años pasó a residir en el castillo de su prometido y nunca tuvo buena relación con su suegra, Úrsula. A diferencia de lo que era propio en la época, recibió una buena educación y su cultura sobrepasaba a la de la mayoría de los hombres de entonces. Era excepcional, "hablaba perfectamente el húngaro, el latín y el alemán, mientras que la mayoría de los nobles húngaros no sabían ni deletrear ni escribir [...] hasta el Príncipe de Transilvania era prácticamente analfabeto".

A los quince años, el 8 de mayo de 1575, se casó con Ferenc Nádasdy que para entonces contaba con 20 años de edad.La ceremonia tuvo lugar con un gran lujo en el Castillo de Varannó (su nombre en eslovaco es Vranov nad Toplou) y acudieron más de 4500 invitados, incluso se invitó al emperador Maximiliano II, que no pudo acudir. Fue Ferenc quien adoptó el apellido de soltera de su esposa, mucho más ilustre que el suyo. Se fueron a vivir al Castillo de Čachtice en compañía de su suegra Úrsula y de otros miembros de la casa. El joven conde no estaba mucho por allí: la mayor parte del tiempo estaba combatiendo en alguna de las muchas guerras de la zona (empalando a sus enemigos), lo que le mereció el apodo de "Caballero Negro de Hungría". Existe un registro epistolar en el que Ferenc y Erzsébet intercambiaban información sobre las maneras más apropiadas de castigar a sus sirvientes, esto era normal entre los nobles de la Europa del Este de la época. Las posesiones de esta pareja de nobles húngaros eran enormes, y se requería además un férreo control sobre la población local, de origen húngaro, rumano y eslovaco. Ferenc e Isabel apenas se veían debido a las actividades guerreras del primero, así que no fue hasta 1585, diez años después de su matrimonio, que la condesa tuvo a su primera hija, Ana, y en los nueve años siguientes dio también a luz a Úrsula y Catalina. Finalmente, en 1598, alumbró a su único hijo varón, Pablo. En 4 de enero de 1604, el Caballero Negro de Hungría, como se conocía a Ferenc por su fiereza a la hora de combatir, murió de súbita enfermedad tras una de sus batallas y dejó viuda a Isabel que contaba con 44 años. Es aquí cuando comienzan, según sus acusadores, sus crímenes. Para empezar, despidió a su muy odiada suegra del castillo, junto con el resto de la parentela Nádasdy; las sirvientas a las que esta había protegido hasta ese momento fueron llevadas a los sótanos y allí recibieron por fin los castigos que, en opinión de Isabel se merecían. Esto dejó a Isabel en una situación peculiar. Señora feudal de un importante condado de Transilvania, metida en todas las intrigas políticas de aquellos tiempos convulsos, pero sin ejército con que proteger su poderío. Por la misma época, su primo Gábor I Báthory se convirtió en Príncipe de Transilvania, con el apoyo económico de la riquísima Erzsébet. Gábor (Gabriel) se metió pronto en una guerra contra los alemanes por complejas razones políticas. Esto la ponía en peligro de ser acusada de traición por el rey Matías II de Hungría. Viuda como era, se vio más vulnerable y aislada que nunca.

Acusación y juicio

Es por esta época que empiezan a escucharse rumores de que algo muy siniestro ocurre en el castillo de Čachtice. A través de un pastor protestante local, llegan historias de que la condesa practica la brujería (explícitamente, la magia negra), y para ello utiliza la sangre de muchachas jóvenes —una acusación muy popular en la época, similar a las que se realizaban en contra de los judíos y disidentes—. Matías ordena a un primo de Isabel, el conde palatino Jorge Thurzó — enemistado con ella—, que tome el lugar con sus soldados y que realice una investigación en el castillo. Dado que la señora de Báthory carecía de fuerza militar propia, no hubo resistencia. Según la investigación del conde Thurzó, hallaron en el castillo numerosas muchachas torturadas en distintos estados de desangrado, y un montón de cadáveres por los alrededores. En 1612 se inició un juicio en Bitcse (Bytča en eslovaco). Isabel se negó a declararse inocente o culpable, y no compareció, acogiéndose a sus derechos nobiliarios. Quienes sí lo hicieron, por la fuerza, fueron sus colaboradores. Juan Ujváry, el mayordomo (conocido como Ficzkó), testificó que en su presencia se había asesinado como mínimo a 37 "mujeres solteras" de entre once y veintiséis años; a seis de ellas las había reclutado él personalmente para trabajar en el castillo. La acusación se concentró en los asesinatos de jóvenes nobles, pues los de las siervas carecían de importancia. En la sentencia todos fueron declarados culpables, algunos de brujería, otros de asesinato y los demás de cooperación. Todos los seguidores de Isabel, excepto las brujas, fueron decapitados y sus cadáveres quemados; este fue el destino de su colaborador Ficzkó. A las brujas Dorotea, Helena y Piroska les arrancaron los dedos con tenazas al rojo vivo "por haberlos empapado en sangre de cristianos" y las quemaron vivas. Una burguesa de la zona acusada de cooperación, también fue ejecutada. Katryna, que con catorce años era la más joven de las ayudantes de Isabel, salvó la vida por petición expresa de una superviviente, aunque recibió cien latigazos en el cuerpo.

Prisión y muerte

Pero la ley impedía que Isabel, una noble, fuese procesada. Fue encerrada en su castillo. Tras introducirla en sus aposentos, los albañiles sellaron puertas y ventanas, dejando tan sólo un pequeño orificio para pasar la comida. Finalmente, el rey Matías II de Hungría pidió su cabeza por las jóvenes aristócratas que supuestamente habían muerto a sus manos, pero el primo de esta le convenció para que retrasara el cumplimiento de la sentencia de por vida. Así es que la condenaron a cadena perpetua en confinamiento solitario. Esta pena implicaba también la confiscación de todas sus propiedades, lo que Matías venía ambicionando desde tiempo atrás.

El 31 de julio de 1614, Isabel, de 54 años, dictó testamento y últimas voluntades a dos sacerdotes de la catedral del arzobispado de Esztergom. Ordenó que lo que quedaba de las posesiones familiares fuese dividido entre sus hijos. El 21 de agosto de 1614, uno de los carceleros la vio caída en el suelo, boca abajo. La condesa Isabel Báthory estaba muerta después de haber pasado cuatro largos años encerrada, sin ni siquiera ver la luz del sol. Pretendieron enterrarla en la iglesia de Čachtice, pero los habitantes locales decidieron que era una aberración que la "Señora Infame" fuera enterrada en el pueblo, y además en tierra sagrada. Finalmente, y como era "uno de los últimos descendientes de la línea Ecsed de la familia Báthory" la llevaron a enterrar en la cripta de la familia Báthory en el pueblo de Ecsed, en el noreste de Hungría, el lugar de procedencia de la poderosa familia. La localización de su cuerpo hoy

es desconocida. Todos sus documentos fueron sellados durante más de un siglo, y se prohibió hablar de ella en todo el país. Dos años después, las hijas y el hijo de Isabel fueron finalmente acusados de traición por el apoyo de su madre a la guerra contra los alemanes; Anna Báthory, una prima de la condesa, llegó a sufrir tortura por este motivo en 1618, cuando contaba 24 años, pero sobrevivió. Finalmente la mayor parte de la familia Báthory-Nádasdy huyó a Polonia; algunos retornaron después de 1640. Un nieto sería ejecutado en 1671 por oponerse al emperador alemán. Los Archivos Nacionales de Hungría conservan abundante documentación sobre ella, particularmente cartas personales y actas del juicio. Sin embargo, sus míticos diarios, al igual que su retrato original, se hallan en paradero desconocido.

Según la leyenda

Fue una cruel asesina enserie obsesionada por la belleza, la cual utilizaba la sangre de sus jóvenes sirvientas y pupilas para mantenerse joven en una época en que una mujer de 44 años se acercaba peligrosamente a la ancianidad. La leyenda cuenta que Isabel vio a su paso por un pueblo a una anciana decrépita y se burló de ella, y la anciana, ante su burla, la maldijo diciéndole que la noble también envejecería y se vería como ella algún día. Según el testimonio del conde palatino Jorge Thurzó (primo y enemigo de la condesa, nombrado investigador general por el rey), cuando su hueste llegó al castillo el 30 de diciembre de 1610 no halló oposición, ni a nadie para recibirles. Lo primero que vieron fue a una sirvienta en el cepo del patio, en estado agónico debido a una paliza que le había fracturado todos los huesos de la cadera. Esto era práctica corriente y no les llamó la atención, pero al acceder al interior se encontraron a una chica desangrada en el salón, y otra que aún estaba viva aunque le habían agujereado el cuerpo. En la mazmorra encontraron a una docena que todavía respiraban, algunas de las cuales habían sido perforadas y cortadas en varias ocasiones a lo largo de las últimas semanas. De debajo del castillo exhumaron los cuerpos de 50 muchachas más. Y el diario de Isabel contaba día por día sus víctimas, con todo lujo de detalles, hasta sumar un total de 612 jóvenes torturadas y asesinadas a lo largo de seis años. Por todas partes había toneladas de ceniza y serrín, usados para secar la sangre que se vertía tan pródigamente en aquel lugar. Debido a esto, todo el castillo estaba cubierto de manchas oscuras despedía un tenue olor a putrefacción. Se decía que mientras su esposo estaba fuera, ella mantenía relaciones sexuales con sirvientes de ambos sexos, y se rumoreaba que cuando tenía acceso carnal con chicas no era raro que las mordiese salvajemente. Todo empezó en 1604, poco después de la muerte de su marido. Una de sus sirvientas adolescentes le dio un involuntario tirón de pelos mientras la estaba peinando, lo que atrajo un fuerte bofetón de la condesa que hizo sangrar por la nariz a la doncella (la cual hasta este punto habría sido afortunada, ya lo normal entre la nobleza eslava de la época habría sido sacarla al patio para recibir cien bastonazos por aquel descuido). Pero cuando la sangre salpicó la piel de Isabel, a esta le pareció que allá donde había caído desaparecían las arrugas y su piel recuperaba la lozanía juvenil. La condesa, fascinada, pensó que había encontrado la solución a la vejez, y que siempre podría conservarse bella y joven de esta manera. Tras consultar a sus brujas y alquimistas, y con la ayuda del mayordomo Thorko y la corpulenta Dorottya, desnudaron a la muchacha, la degollaron y llenaron un barreño con su sangre. Isabel se bañó en la sangre, o al menos se embadurnó con ella todo el cuerpo, y probablemente la bebió, para recuperar la juventud. Entre 1604 y 1610, los agentes de Isabel se dedicaron a proveerla de jóvenes entre 9 y 16 años para sus rituales sangrientos. En un intento de mantener las apariencias, habría convencido al pastor protestante local para que sus víctimas tuviesen entierros cristianos respetables. Cuando la cifra comenzó a subir, éste comenzó a manifestar sus dudas: morían demasiadas chicas por "causas misteriosas y desconocidas", así es que ella le amenazó para que callase y comenzó a enterrar en secreto los cuerpos desangrados. Esta es, al menos, la versión de este pastor, que fue quien la denunció "oficialmente" al rey Matías II de Hungría a través de la curia clerical. Más adelante, en la época en la que los errores de Gábor la pusieron en una delicada situación política, tomó la costumbre de quemar los genitales a algunas sirvientas con velas, carbones y hierros al rojo vivo por pura diversión. También generalizó su práctica de beber la sangre directamente mediante mordiscos en las mejillas, los hombros o los pechos. Para estas cuestiones privadas se apoyaba en la fuerza física de Dorottya Szentes, que aunque ya mayor, seguía siendo muy capaz de inmovilizar a cualquier joven en la posición requerida. Esto ocurrió mientras estuvo en Viena. En 1609 Isabel, por la falta de sirvientas en la zona como consecuencia de tantos crímenes que ya hacían desconfiar a la gente humilde, cometió el error que acabaría con ella: utilizando sus contactos, comenzó a tomar a niñas y adolescentes de buenas familias para educarlas y que le hicieran compañía. Algunas de ellas comenzaron a morirse pronto por las mismas causas misteriosas, lo cual no era raro en aquella época, con sus elevadísimas tasas de mortalidad infantil y juvenil, pero en el "internado" de Čachtice el número de fallecimientos era demasiado alto. Ahora las víctimas eran hijas de la aristocracia menor, por lo que sus muertes eran consideradas importantes. La bruja Anna Darvulia le habría prevenido que nunca tomara nobles, pero esta anciana había fallecido algún tiempo atrás. Fue su amiga Erszi Majorova, viuda de un rico granjero que vivía en la cercana localidad de Milova, quien convenció a la condesa de que no pasaría nada. Hacia el final, muchos cuerpos se ocultaron en lugares peligrosamente insensatos, como campos cercanos, silos de grano, el río que corría bajo el castillo, el jardín de verduras de la cocina... Finalmente, una de las víctimas logró

escapar antes de que la matasen e informó a las autoridades religiosas. Esto era algo que había ocurrido varias veces en el pasado, con sirvientas; por ejemplo, en el otoño de 1609:

«...Una joven de doce años llamada Pola logró escapar del castillo de algún modo y buscó ayuda en una villa cercana. Pero Dorka y Helena se enteraron de dónde estaba por los alguaciles, y tomándola por sorpresa en el ayuntamiento, se la llevaron de vuelta al Castillo de Čachtice por la fuerza, escondida en un carro de harina. Vestida sólo con una larga túnica blanca, la condesa Erzsébet le dio la bienvenida de vuelta al hogar con amabilidad, pero llamaradas de furia salían de sus ojos; la pobre ni se imaginaba lo que le esperaba. Con la ayuda de Piroska, Ficzko y Helena arrancó las ropas de la doceañera y la metieron en una especie de jaula. Esta particular jaula estaba construida como una esfera, demasiado estrecha para sentarse y demasiado baja para estar de pie. Por su [cara] interior, estaba forrada de cuchillas del tamaño de un dedo pulgar. Una vez que la muchacha estuvo en el interior, levantaron bruscamente la jaula con la ayuda de una polea. Pola intentó evitar cortarse con las cuchillas, pero Ficzko manipulaba las cuerdas de tal modo que la jaula se balancease de lado a lado, mientras que desde abajo Piroska la punzaba con un largo pincho para que se retorciera de dolor. Un testigo afirmó que Piroska y Ficzko se dieron al trato carnal durante la noche, acostados sobre las cuerdas, para obtener un malsano placer del tormento que con cada movimiento padecía la desdichada. El tormento terminó al día siguiente, cuando las carnes de Pola estuvieron despedazadas por el suelo.»

Esta descripción tiene su parecido con otro artilugio de tortura utilizado por Báthory, llamado «doncella de hierro», el cual era una especie de sarcófago que reflejaba la silueta de una mujer y que por dentro tenía afilados pinchos. Este artilugio se abría para introducir a la víctima y luego encerrarla para que los pinchos se incrustaran en su cuerpo. Es imposible saber, hoy en día, qué sucedió realmente. Desde el punto de vista psiquiátrico, Isabel Báthory sería una anomalía que se sale del patrón común de todos los asesinos en serie conocidos. En la Europa del Este de la época era común castigar cruelmente a siervos y pupilos, y ejecutar incluso a pequeños delincuentes de las maneras más espantosas. Quizás fuera sádica, y en consecuencia se aplicara especialmente a la hora de imponer disciplina, o incluso obligara a sus sirvientas a tomar parte en prácticas sadomasoquistas más o menos extremas, ninguna novedad para la nobleza de su tiempo, cuya impunidad y poder legal les permitía tratar a la servidumbre como quisieran. Es muy probable que a todo eso se le añadiese una campaña de difamación debido a su apoyo a Gábor I Báthory en la guerra contra los alemanes, la propaganda de este estilo para desestabilizar el poder de un noble no estaba fuera de lo normal en aquella época y era bastante común en esa zona geográfica. O quizás fue realmente una torturadora y asesina en serie amparada en su estatus, que sólo se perdió cuando por falta de nuevas víctimas entre la plebe recurrió a las hijas que formaban parte de la nobleza menor.

(Tomado de Wikipedia)

ASESINATO S.A. (Murder Inc.)

 

Murder inc.
Asesinato S.A. o los Chicos de Brownsville; (conocidos en los círculos del Crimen organizado como La Combinación) fue el nombre dado por la prensa Estadounidense a un grupo de sicarios del crimen organizado que tuvieron actividad en la década de 1920 hasta la década de 1940 en donde cometieron cientos de asesinatos en nombre de la mafia italiana y la mafia judio estadounidense de los Estados Unidos y donde formaron los primeras bandas del crimen organizado en Nueva York y en otros lugares de la Unión Norteamericana. El nombre fue una invención periodística. En su biografía el arrepentido mafioso, Joe Valachi, insistió en que Murder, Inc. no cometió crímenes a nombre de la mafia.

Origen

La Banda Bugs (Bugsy) and Meyer fue el predecesor de Murder, Inc. La banda fue fundada por los mafiosos judíos Meyer Lansky y Bugsy Siegel a principios de 1920. Después de la Guerra Castellammarese de la Mafia italiana y el asesinato en Estados Unidos del jefe de la mafia Salvatore Maranzano, el mafioso italiano Charles"Lucky" Luciano creó la famosa Comisión. Poco después, Siegel y Lansky disolvieron la banda y crearon Murder, Inc.. Fundación y actividades En 1929, bajo el liderazgo de "Lucky" Luciano, se creó, con el fin de controlar los negocios ilegales del juego, la prostitución y las drogas en todo el territorio estadounidense, una organización criminal que más tarde sería conocida popularmente como "Sindicato del Crimen" o "La Comisión", y que reunía a jefes mafiosos de todo el país junto con las llamadas "Cinco Familias" de Nueva York. Para resolver expeditivamente los problemas que pudieran presentárselas, dos de los hombres de confianza de Luciano, Bugsy Siegel y Meyer Lansky, organizaron una banda de asesinos, conocida popularmente como Murder, Inc.

Cuando Siegel y Lansky se trasladaron a la costa oeste, Luciano dio a Louis Buchalter el control de la banda, como recompensa por su ayuda durante la llamada "Guerra Castellammarese".Según los expertos en el tema, Murder, Inc. fue responsable de entre 400 y 800 asesinatos. Se atribuyen a "Lepke"

aproximadamente un centenar de homicidios. Algunos de los pistoleros a sus órdenes fueron Abe "Kid Twist" Reles, Seymour "Blue Jaw" Magoon, Frank "Dasher" Abbandando, Harry "Happy" Maione, Albert "Tick-Tock" Tannenbaum, y Harry "Pittsburgh Phil" Strauss (apodado "Pittsburgh Phil" a pesar de no tener ninguna relación con dicha ciudad). Tristemente célebre se hizo también otro de los asesinos del grupo, Albert "Mad Hatter" Anastasia. En 1935, Dutch Schultz, que se enfrentaba a un proceso por evasión de impuestos, solicitó a "la Comisión" que acabase con el fiscal especial encargado de su caso, Thomas E. Dewey Dada la relevancia social de Dewey, "la Comisión" se negó hacer el trabajo; más aún, se decidió acabar con Schultz para evitar posibles problemas, ya que éste había declarado que se encargaría él mismo de acabar con Dewey. El 23 de octubre de 1935, dos hombres de "Lepke", Mendy Weiss y Charlie "The Bug" Workman asesinaron a Schultz y a miembros de su banda en Newark (New Jersey).

Métodos

La mayoría de los asesinos eran mafiosos italianos y judíos de las bandas del área de Brooklyn, Brownsville, East New York y Ocean Hill. Además de llevar a cabo crímenes en la ciudad de Nueva York y de actuar como agentes del mafioso judío Louis Buchalteren Nueva York y otras partes de los Estados Unidos, aceptaron contratos de asesinato de los jefes de la mafia en toda la Union Americana. En su libro biográfico Los papeles Valachi de Joe Valachi, insistió en que Murder, Inc. no cometió crímenes a nombre de la mafia, pero esto se contradice con otras fuentes, y Albert Anastasia era parte de este grupo de sicarios.

Con sede de sus operaciones criminales en la parte exterior de la confitería de Rosie "Midnight Rose" Gold's en la esquina de Saratoga y Avenida Livonia en Brooklyn, los sicarios de Murder, Inc. utilizaban una amplia variedad de armas de fuego, cuchillos, incluyendo pica hielos, para asesinar a sus víctimas. A pesar que la banda de sicarios tenía un gran número de miembros, Harry "Pittsburgh Phil" Strauss era el asesino más prolífico, cometiendo más de 100 asesinatos (algunos historiadores sitúan el número tan alto como 500 muertos).

Los asesinos se les paga un salario regular como retenedor, así como una tasa media de 1.000 dólares a 5.000 dólares por homicidio. Sus familias también recibieron beneficios monetarios. Si los asesinos eran capturados, la Comisión (mafia americana) iba a contratar a los mejores abogados para su defensa.

Miembros

1. Louis "Lepke" Buchalter – CABECILLA

2. Albert Anastasia, sucedió a Buchalter en el mando de la Banda Murder, Inc. Posteriormente fue jefe y líder de la "Familia criminal Gambino" desde1951 hasta 1957, cuando fue asesinado.

3. Aniello Dellacroce.

4. Bugsy Siegel, Fundador y líder de la banda

5. Abe Reles

6. Philip Kovolick, Líder Chantajista de la Banda y Narcotraficante

7. Martin Goldstein.

8. Harry Strauss.

9. Louis Capone.

10. Albert Tannenbaum.

11. Seymour Magoon.

12. Harry Maione.

13. Emanuel Weiss.

14. Hyman Holtz.

15. Jacob Shapiro.

16. Frank Abbandando.

17. Louis Cohen.

18. Frankie Carbo.

19. Lou Kravitz.

20. Samuel Levine.

21. Joe Adonis.


JACK EL DESTRIPADOR

 

Jack El Destripador

Asesino en serie no identificado que actuó en Londres en el siglo XIX Jack el Destripador (Jack the Ripper en inglés) es el nombre dado a un asesino en serie sin identificar al que se le atribuyen al menos cinco homicidios en el barrio londinense de Whitechapel (East End) en 1888, y cuyo modus operandi estuvo caracterizado por cortes en la garganta, mutilaciones en las áreas genital y abdominal, extirpación de órganos y desfiguración del rostro de mujeres que se dedicaban a la prostitución. Jamás fue atrapado; mató a cinco mujeres pero se le atribuyen más víctimas.

A pesar de esto, la policía de Whitechapel considera que no fue solamente una persona la que cometió los atroces. Si bien la Policía Metropolitana de Londres, en coordinación con Scotland Yard, imputó solo cinco asesinatos al mismo individuo, sus registros incluyeron seis crímenes más que conformaron el expediente de Whitechapel. Entre 1887 y 1891 la prensa atribuyó otra serie de homicidios al Destripador, aunque existen discrepancias sobre este vínculo. Pese a que se investigó aproximadamente a trescientos sospechosos, la investigación policíaca resultó ineficaz en el esclarecimiento de la identidad del asesino serial, y fue objeto de burla y polémica por parte de la prensa. Esto derivó en el establecimiento de un comité ciudadano encargado de patrullar las calles de Whitechapel, identificar a posibles sospechosos e investigar por su cuenta los asesinatos.

Aunque el autor de los crímenes nunca fue identificado, surgieron varias teorías y sospechas por parte de la policía, prensa y autores para explicar los posibles conocimientos quirúrgicos, profesión u ocupación y salud mental del homicida.

Algunos de los sospechosos a los que se investigó fueron Montague Druitt, Severin Klosowski, Aaron Kosminski y Francis Tumblety. La policía recibió al menos tres cartas supuestamente firmadas por el asesino, en las que este se mofaba de las investigaciones y amenazaba con seguir asesinando a prostitutas. Una de las misivas estaba firmada por «Jack el Destripador» y a partir de ese entonces el asesino comenzó a ser referido por este apodo.

Contexto histórico

A mediados del siglo las principales demarcaciones británicas, entre ellas el East End de Londres donde se encuentra Whitechapel, tenían sobre población debido al flujo de inmigrantes irlandeses y al arribo de refugiados judíos del este de Europa y de la Rusia imperial a partir del año 1882. Este problema repercutió en el decaimiento de los niveles de empleo y calidad de vida y llevó a la proliferación de una amplia clase baja caracterizada por la pobreza, el crimen y la violencia, el alcoholismo y la prostitución. De acuerdo a estimaciones de la Policía Metropolitana de Londres, en octubre de 1888 había 62 burdeles y 1200 prostitutas en Whitechapel. También eran comunes las manifestaciones y protestas por la situación económica entre 1886 y 1890, entre las cuales sobresalió el Domingo Sangriento de 1887. Whitechapel tenía particularmente mala reputación por los casos de antisemitismo, racismo, delincuencia, disturbios sociales y suma pobreza. Tal percepción como reducto de inmoralidad llegó a su punto álgido en 1888, cuando la prensa comenzó a prestar una cobertura sin precedentes a una serie de grotescos y atroces homicidios atribuidos a «Jack el Destripador».

Asesinatos

Si bien la elevada cantidad de ataques contra mujeres del East End en esa época complicó la averiguación de cuántos de esos asesinatos habían sido cometidos por un mismo individuo, la Policía Metropolitana de Londres identificó once homicidios ocurridos en Whitechapel entre abril de 1888 y febrero de 1891. Aunque no había certeza para asegurar que todos habían sido obra de una misma persona, cinco de ellos sí tenían varios elementos en común y se atribuyeron a Jack el Destripador, cuyo modus operandi se caracterizaba por cortes en la garganta, mutilaciones en el área genital y abdominal, extirpación de órganos ydesfiguración del rostro. Estos asesinatos suelen denominarse «los cinco canónicos» para distinguirlos del resto del expediente de Whitechapel; no figuran entre ellos los dos primeros casos: las muertes de Emma Elizabeth Smith y Martha Tabram. Smith fue asaltada y abusada sexualmente en la calle Osborn del citado barrio el 3 de abril de 1888. Murió al día siguiente en el London Hospital por peritonitis ocasionada por la inserción de un objeto desafilado en su vagina. En su declaración, ella dijo que había sido atacada por dos o tres hombres, uno de los cuales era un adolescente, razón por la que se descartó este caso del expediente del Destripador. Tabram murió el 7 de agosto del mismo año, víctima de 39 puñaladas. Si bien la policía lo asoció con los cinco canónicos debido a la crueldad, la ausencia de un motivo aparente y la cercanía de la zona donde ocurrió — George Yard, Whitechapel— con las de las otras muertes, en realidad el ataque difería del modus operandi anteriormente señalado: Tabram no tenía cortes en la garganta ni el abdomen, y sus heridas no

seguían el patrón identificado en el expediente de los cinco canónicos.

Los cinco canónicos...

La policía encontró el cuerpo de la primera víctima canónica, Mary Ann Nichols, a las 3:40 de la mañana del viernes 31 de agosto de 1888, en Buck's Row —actual calle Durward—, Whitechapel. Tenía un par de cortes en la garganta, el abdomen parcialmente rasgado con una profunda hendidura y varias incisiones hechas con el mismo cuchillo.

El cadáver de Annie Chapman apareció días después, el sábado 8 de septiembre, aproximadamente a las 6 de la mañana, cerca de la entrada del patio interior de la calle Hanbury, Spitalfields. Tenía dos incisiones en la garganta al igual que ocurriera con Nichols. Sin embargo, en el caso de Chapman su vientre había sido completamente apuñalado y le habían extirpado el útero. Un testigo afirmó haber visto a Chapman media hora antes del hallazgo junto con un hombre de cabello oscuro y con apariencia de un «gentil venido a menos».

Cadáver de Mary Jane Kelly.

Los asesinatos de Elizabeth Stride y de Catherine Eddowes ocurrieron en la madrugada del domingo 30 de septiembre; el cuerpo de la primera fue descubierto a la 1 en Dutfield's Yard — actual calle Henriques— y tenía un corte en el lado izquierdo del cuello que le dañó la arteria carótida. Sin embargo, no presentaba incisiones en el abdomen, lo cual planteó dudas sobre la autoría del Destripador, o si en todo caso este había sido interrumpido durante el ataque. Aunque testigos declararon haber visto antes a Stride con un hombre, sus testimonios tuvieron irregularidades: unos dijeron que el acompañante era rubio y otros que era de tez más oscura; e inclusive unos afirmaron que vestía de forma andrajosa, pero otros argumentaron lo contrario. Cuarenta y cinco minutos después, la policía halló el cadáver de Eddowes en Mitre Square, en la City de Londres. Tenía la garganta cortada, una incisión profunda y extensa en el abdomen y le habían extirpado el riñón izquierdo y la mayor parte del útero. Joseph Lawende, vecino que dijo haber pasado por esa calle con dos amigos poco antes del asesinato, declaró que había visto a una mujer con un hombre rubio y de aspecto descuidado. No obstante, sus amigos no pudieron avalar esa descripción. Se encontró el delantal ensangrentado de Eddowes cerca de la entrada de un edificio departamentos, en la calle Goulston, y un grafiti en la pared —justo encima de donde estaba la prenda— que parecía implicar a un judío aunque no se pudo comprobar si el grafiti había sido escrito por el homicida o si se trataba de una simple coincidencia, ya que este tipo de textos ilícitos eran comunes en Whitechapel en esa época. Charles Warren, comisionado de la policía, pidió que retiraran el grafiti antes del amanecer bajo la sospecha de que habría incitado protestas antisemitas. Finalmente, la policía encontró el cuerpo mutilado y destripado de Mary Jane Kelly sobre la cama de su recámara en Miller's Court, Spitalfields, a las 10:45 de la mañana del viernes 9 de noviembre. Tenía un corte que iba desde la garganta hasta la espina dorsal y le habían extraído todos los órganos abdominales y el corazón.

Los cinco asesinatos canónicos ocurrieron por la noche, generalmente durante un fin de semana y al término de un mes. También puede deducirse que cada asesinato resultó más severo que el anterior, excepto el de Stride, cuyo ataque presumiblemente fue interrumpido. El cuerpo de Nichols tenía todos sus órganos, pero a Chapman y Eddowes le extrajeron el útero, mientras que esta última y Kelly presentaban mutilaciones en el rostro.

El vínculo entre estos cinco crímenes se remonta a documentos posteriores en los que son excluidos de otros asesinatos. Por ejemplo, en una carta escrita por el médico forense Thomas Bond al encargado del CID —siglaen inglés del Departamento de Investigación Criminal— de Londres, y que data del 10 de noviembre de 1888, ya aparecen relacionadas las cinco víctimas canónicas. Para algunos analistas, ciertos asesinatos de Whitechapel indudablemente fueron obra del mismo individuo, pero en otros actuó un número desconocido de homicidas. Tal fue el caso de los autores Stewart P. Evans y Donald Rumbelow, que catalogaron al expediente de los canónicos como «el mito del Destripador» al considerar que, si bien los casos de Nichols, Chapman yEddowes guardan similitudes entre sí, no hay evidencia de que los asesinatos de Stride y Kelly hubiesen sido cometidos por la misma persona. Inclusive hay quienes argumentan que el homicidio de Tabram sí encaja con el expediente de los canónicos. El doctor Percy Clark, auxiliar del médico forense George Bagster Phillips, concluyó que tres de las muertes habían sido cometidas por el mismo individuo, mientras que el resto había sido obra de «individuos de mente débil ... con la convicción de imitar [la serie original de crímenes]». Aunque el nuevo encargado del CID, Melville Macnaghten, señaló categóricamente en un reporte que «el asesino de Whitechapel tuvo cinco víctimas, nada más», hay que hacer notar que Macnaghten había entrado en la policía un año después de las muertes canónicas y que su memorándum incluía errores en la descripción de los posibles sospechosos.

Resto del expediente

...Kelly es considerada como la última víctima del Destripador, cuya ola de crímenes debió cesar ya sea por su muerte, arresto o migración. No obstante, el expediente de Whitechapel incluye otros cuatro homicidios ocurridos después de los cinco canónicos.

La policía encontró el cuerpo de Rose Mylett en Clarke's Yard, calle High, Poplar, el 20 de diciembre de 1888. Aunque había sido estrangulada no mostraba indicios de forcejeo, motivo por el que pensaron que se había ahorcado accidentalmente en estado de ebriedad, o que se había suicidado. Pese a lo anterior, el perito concluyó que Mylett había sido asesinada. Casi seis meses después, el 17 de julio de 1889, el cadáver de Alice McKenzie apareció en Castle Alley, Whitechapel. Tenía una herida en la arteria carótida izquierda y varias contusiones y cortaduras leves. Uno de los forenses que examinó el cuerpo, Thomas Bond, creyó que se trataba de una víctima más del Destripador, aunque su compañero George Bagster Phillips opinó lo contrario al haber revisado los cadáveres canónicos. Algunos autores opinaron que el homicida de McKenzie había imitado el modus operandi de Jack para despistar a la policía, pero otros aseguraron que era obra del Destripador. El asesino de la siguiente mujer de Whitechapel la decapitó y le amputó las piernas, y arrojó el torso mutilado debajo de un arco ferroviario en la calle Pinchin. En el lugar del hallazgo, el 10 de septiembre del mismo año, la policía encontró varias partes dispersas del cuerpo, por lo que no pudo validarse que la hubieran asesinado ahí. El cadáver de la última víctima del expediente de Whitechapel también apareció debajo de un arco ferroviario el 13 de febrero de 1891, en la calle Swallow Gardens. Su cuerpo estaba intacto excepto por un corte en la garganta. Algunos testigos dijeron haber visto poco antes a la mujer con un tipo, llamado James Thomas Sadler, a quien la policía luego localizó y arrestó por el delito de asesinato. Incluso se llegó a pensar que él era Jack el Destripador. Sin embargo, fue absuelto de los cargos y puesto en libertad el 3 de marzo por falta de pruebas incriminatorias.

Otras supuestas víctimas...

Además de los once asesinatos de Whitechapel, la opinión pública atribuyó otros homicidios a Jack el Destripador, aunque en algunos casos no hubo evidencia para corroborar que dichas muertes hubiesen ocurrido. Tal fue el caso del asunto «Fairy Fay», nombre con el que se le conoció a una supuesta víctima hallada el 26 de diciembre de 1887 con «una estaca en el abdomen». No existen registros de la policía de ningún homicidio ocurrido durante la temporada navideña de ese año, y varios autores coinciden en que este homicidio jamás sucedió. Una explicación señaló que la prensa se había equivocado al reportar el asesinato de Smith, una de las víctimas canónicas que tenía un palo u objeto desafilado en la vagina, y por error había dado origen al caso «Fairy Fay». Hubo casos en que las víctimas salían convida del presunto ataque del Destripador, como Annie Millwood, que ingresó el 25 de febrero de 1888 a la enfermería de la workhouse de Whitechapel con heridas de puñaladas en las piernas y la parte baja del abdomen. Aunque fue dada de alta, murió el 31 de marzo debido a causas naturales; [70] Ada Wilson, que sobrevivió a dos puñaladas en el cuello el 28 de marzo del mismo año; o Annie Farmer, que vivía con Tabram en la misma hostería y tenía un corte superficial en el cuello, posiblemente auto infligido, tras ser atacada el 21 de noviembre.

La prensa se refirió como «el misterio de Whitehall» al hallazgo del torso decapitado de una mujer en el sótano de las nuevas oficinas de la Policía Metropolitana, en la calle Whitehall, el 2 de octubre de 1888. Anteriormente el brazo de la víctima había sido encontrado flotando en el río Támesis, cerca de Pimlico, y una de sus piernas yacía enterrada cerca de donde estaba el torso. Ya que la policía no pudo encontrar el resto de extremidades ni la cabeza, jamás pudo ser identificada. Tanto el caso de Whitehall como el de la calle Pinchin —uno de los once del expediente de Whitechapel— involucraban el hallazgo de torsos mutilados de mujeres, razón por la que se les catalogó como «los misterios del Támesis», atribuidos a un solo homicida apodado como «el asesino de los torsos». No ha podido comprobarse que este último haya sido el mismo Destripador de las muertes canónicas, pero el modus operandi del asesino de los torsos difería del de Jack. Una tercera mujer, cuyas extremidades fueron recogidas del río Támesis entre el 2 y el 25 de junio de 1889, podría tratarse del tercer asesinato del homicida del torso.

El 29 de diciembre de 1888 se halló el cuerpo de John Gill, un niño de siete años, en Manningham, Bradford. De forma parecida a Kelly —la última de las víctimas canónicas—, tenía las piernas heridas y una oreja amputada, el abdomen seccionado y le habían extraído los intestinos y el corazón. La prensa especuló que había sido obra del Destripador, y aunque el empleador del niño, el lechero William Barrett, fue arrestado en dos ocasiones al ser acusado por evidencia circunstancial, al final fue puesto en libertad y la policía no procesó a ningún otro sospechoso. El cadáver de la estadounidense Carrie Brown apareció el 24 de abril de 1891 en Nueva York y, además de haber sido estrangulada, tenía un tenedor incrustado en la ingle y cortaduras superficiales en las piernas y la espalda. Aunque el cuerpo tenía todos sus órganos, la policía encontró un ovario en su cama. Cabe señalarse que, al igual que ocurriera en el East End de Londres, Nueva York tuvo un flujo considerable de inmigrantes irlandeses en 1860. Si bien la prensa comparó este homicidio con los de Jack el Destripador, la Policía Metropolitana de Londres descartó cualquier vínculo entre estos. Investigación Caricatura de John Tenniel, que data del 22 de septiembre de 1888, en la cual se critica la supuesta incompetencia de la policía en la investigación del expediente de Whitechapel, reforzada por el hecho de que el asesino nunca fue capturado. Los documentos policíacos sobre los asesinatos de Whitechapel permiten conocer cómo era el procedimiento de investigación en la época victoriana: para recabar información, un extenso equipo de oficiales iban de casa en casa y sondeaban a los vecinos. El material forense mientras tanto era analizado por personal calificado. Cuando se identificaba a los sospechosos, la investigación se hacía más a fondo y, dependiendo de los resultados obtenidos, se decidía ya sea procesarlos o descartarlos del expediente. Desde entonces ha sido el método utilizado en las investigaciones policíacas contemporáneas.

En relación a los asesinatos de Whitechapel, la policía entrevistó a más de dos mil personas, investigó aproximadamente a trescientas, y detuvo a ochenta. La división criminal del Departamento de Investigación (CID) de la Policía Metropolitana de Whitechapel (H), encabezada por el inspector Edmund Reid, llevó a cabo las investigaciones de los primeros dos casos del expediente de Whitechapel. Tras la muerte de Nichols, la oficina central de Scotland Yard envió a los inspectores Frederick George Abberline, Henry Moore y Walter Andrewspara esclarecer el caso. La policía de la City de Londres se involucró a partir del homicidio de Eddowes, por medio del detective James McWilliam. Pese a lo anterior, las investigaciones se vieron obstruidas debido a que el encargado recién electo del CID, Robert Anderson, había solicitado una licencia de trabajo en Suiza entre el 7 de septiembre y 6 de octubre de 1888, período en que ocurrieron los homicidios de Chapman, Stride y Eddowes. Por tal motivo Charles Warren, comisionado de la Policía Metropolitana, nombró a Donald Swansoncomo coordinador de las investigaciones de Scotland Yard.

Insatisfechos con el esfuerzo policial, un grupo de ciudadanos del East End de Londres comenzó a patrullar las calles bajo el mote de «Comité de Vigilancia de Whitechapel», cuyo objetivo era encontrar a posibles sospechosos de los asesinatos. Además de contratar a detectives privados para entrevistar a presuntos testigos, le sugirieron al gobierno que ofreciera una recompensa a cambio de información sobre el homicida, a manera de alternativa para recabar más información. Debido al tipo de heridas de las víctimas, la policía consideró inicialmente como sospechosos a los carniceros, cirujanos y médicos. De acuerdo a un reporte elaborado por el inspector Swanson y dirigido a la oficina central, se visitaron carnicerías y mataderos e investigaron a sus empleados durante seis meses. Esta hipótesis venía reforzada por la propia reina Victoria, para quien el culpable debía ser un carnicero o ganadero proveniente de alguna de las embarcaciones de ganado que operaban entre Londres y la Europa Continental, tomando en cuenta la cercanía de Whitechapel respecto a los muelles de Londres y el atraco de estos barcos cada jueves o viernes, y su partida el sábado o domingo, lo cual coincidía con los días en que habían ocurrido las muertes. Pese a lo anterior, lo cierto es que ninguno de los asesinatos ocurrió durante alguna de las fechas de arribo de los barcos, lo cual llevó a la policía a desestimar esta conjetura.

Perfil criminal

...A finales de octubre, Anderson le pidió al médico forense Thomas Bond que evaluara las heridas de las víctimas y ofreciera su punto de vista con respecto a los posibles conocimientos quirúrgicos del homicida. Bond elaboró su dictamen basándose en el examen del cadáver con mayores mutilaciones y los registros de autopsia del resto de las víctimas canónicas. Su descripción, considerada como uno de los perfiles criminales más antiguos de los que se tenga registro, decía textualmente: No cabe duda que los cinco asesinatos fueron cometidos por la misma mano. En las primeras cuatro [víctimas], las gargantas parecen haber sido cortadas de izquierda a derecha y en la última, debido a la extensa mutilación, es imposible decir en qué dirección se hizo el corte fatal, aunque se encontró sangre arterial

en la pared, salpicada cerca de donde la cabeza de la mujer debió haber estado. Las circunstancias en torno a los asesinatos me llevan a deducir que las mujeres estaban recostadas al momento de ser asesinadas, y en todos los casos [el homicida] cortó primero la garganta. Bond rechazó la idea de que el asesino contara con conocimientos científicos o anatómicos, o «el entendimiento técnico de un carnicero o matarife», y en cambio argumentó que debía tratarse de un hombre solitario, sujeto a «ataques periódicos de manía homicida o erótica» e hipersexual dado el tipo de mutilaciones. También señaló que «el impulso homicida podría haber surgido de alguna condición mental de venganza o melancolía, o una manía religiosa, aunque no creo que ninguna de estas hipótesis sea [procedente]».Si bien no hubo evidencia alguna de actividades sexuales entre el asesino y sus víctimas, algunos psicólogos supusieron que la penetración de las víctimas con un cuchillo y «la exhibición de los cadáveres en posiciones sexualmente degradantes con las heridas expuestas» son indicativos de que el

responsable obtenía placer sexual con los ataques, aunque para otros especialistas dicha suposición no puede ser comprobada.

Ante la escasez de evidencia forense y lasvarias contradicciones de fuentes contemporáneas sobre el caso, resulta casi imposible esclarecer la identidad deJack el Destripador. Aunque existen análisis de ADN realizados a partir de las cartas atribuidas al homicida, lo cierto es que sus resultados no fueron concluyentes y ya están demasiado adulterados como para proporcionar algún dato útil. Pese a lo anterior, existen varias teorías sobre la identidad de Jack el Destripador. Una de las más difundidas en esa época señalaba que el asesino debía vivir en Whitechapel y tener un empleo estable, ya que los crímenes ocurrieron en fines de semana próximos a fechas festivas, y en calles cercanas entre sí. También se pensó que el responsable podía ser un hombre culto y de clase alta, posiblemente un doctor o aristócrata, que había llegado al barrio procedente de un sector más opulento, aunque dichas suposiciones podrían haber obedecido a estereotipos culturales como el temor a los médicos, la desconfianza en la ciencia, o la explotación de los pobres por los ricos.

En los años siguientes a los asesinatos, los registros señalan que la policía tenía sospechas de cualquier persona que estuviese remotamente vinculada con el caso, así como de varias celebridades que ni siquiera habían sido investigadas en la pesquisa original. Con el paso del tiempo, y la muerte de aquellos que vivían en esa época, autores contemporáneos han tenido soltura para acusar a cualquiera «sin necesidad de evidencia histórica». Si bien un memorándum de Meville Macnaghten de 1894 contenía los nombres de tres sospechosos referidos en los registros policíacos de entonces, lo cierto es que la evidencia contra ellos erameramente circunstancial y por lo tanto no fueron procesados. En total hubo más de cien sospechosos de ser el Destripador.

Cartas

La prensa y la policía recibieron numerosas cartas en el transcurso de los asesinatos de Whitechapel, y si bien algunas consistían en propuestas para ayudar a la captura del asesino, la mayoría no tuvieron utilidad en la pesquisa. No obstante, cientos de dichas cartas supuestamente eran de la autoría del Destripador, y tres de ellas resultaron notables: la carta «Querido jefe», la postal «Saucy Jacky» y la carta «Desde el infierno». La carta «Querido jefe» data del 25 de septiembre de 1888 y fue recibida inicialmente por la Central News Agency el 27 de septiembre, fecha que coincidía con el matasellos. El medio informativo le reenvió el documento a Scotland Yard dos días después. Al principio se le consideró como un bulo, sin embargo el documento cobró notoriedad después del hallazgo del cuerpo de Eddowes, puesto que el cadáver carecía de una oreja y la carta, enviada tres días antes del asesinato, incluía la amenaza de «cercenar las orejas de la dama». Pese a lo anterior, las investigaciones concluyeron que la oreja de Eddowes había sido incidentalmente cortada por el asesino durante su ataque. A lo anterior se suma el hecho de que el documento también afirmaba que el autor habría de enviar las orejas de su víctima a la policía, lo cual no ocurrió. La importancia de esta carta radica igualmente en que su autor usó por primera vez el mote «Jack el Destripador» para referirse a sí mismo, y desde entonces la prensa y policía, que solían llamarlo «Mandil de cuero», comenzaron a denominarlo así. Algunas fuentes señalaron que el apodo en realidad había sido utilizado originalmente en una carta del 17 de septiembre del mismo año, sin embargo no hubo consenso en validar esta suposición y se le consideró como un bulo en los registros del siglo policía.

La carta «Desde el infierno». De igual forma la Central News Agency recibió la postal «Saucy Jacky» el 1 de octubre, fecha del matasellos. Cabe señalarse que la caligrafía y el tono eran similares a los de la carta «Querido jefe». El autor aseguraba que dos víctimas más habían sido asesinadas en sitios cercanos entre sí, y calificaba el homicidio como «un doble evento», supuestamente en alusión a las muertes de Stride y Eddowes. Aunque se llegó pensar que la carta había sido enviada antes de que la policía hiciera públicos los asesinatos, de manera que hubiera sido improbable que alguien más tuviera

conocimiento del doble evento en ese momento, lo cierto es que la fecha del matasellos indicaba que su autor había enviado el documento más de 24 horas después de las muertes, cuando ya los medios daban cobertura de lo sucedido a la población. George Lusk, líder del Comité de Vigilancia de Whitechapel, recibió la carta «Desde el infierno» el 16 de octubre. No obstante, al ser comparada con las cartas anteriores, el documento tenía otra caligrafía y estilo de redacción. La carta venía en una pequeña caja que también contenía la mitad de un riñón preservado en etanol, y el autor aseguraba que se había comido el resto del órgano frito. Aunque algunas fuentes dedujeron que el riñón le pertenecía a Eddowes, cuyo cadáver carecía de dicho órgano, otras referencias concluyeron que se trataba solamente de una broma macabra. El cirujano inglésThomas Openshaw, del London Hospital, examinó el riñón y determinó que sí era humano y provenía del costado izquierdo de la víctima. No obstante, fue incapaz de establecer otra característica biológica. Más tarde el médico recibió otra carta firmada por el Destripador. Scotland Yard publicó el 3 de octubre facsímiles de la carta «Querido Jefe» y de la postal con la esperanza de que alguien reconociera la caligrafía. En opinión de Warren: «creo que todo esto se trata de un bulo, pero estamos obligados de cualquier forma a encontrar al autor [de los documentos]». El 7 de octubre, George R. Sims explicó en el rotativo dominical Referee que la carta había sido escrita por un periodista para acrecentar la popularidad de un periódico.

Basándose en esa hipótesis, la policía confirmó poco después haber identificado a un periodista como el responsable de las misivas, llamado Tom Bullen, según una carta enviada por el inspector John Littlechild a George R. Sims el 23 de septiembre de 1913. No fue sino hasta 1931 que el periodista Fred Bestconfesó que él y un colega de The Star habían escrito las cartas firmadas por Jack el Destripador con tal de acrecentar el interés en los homicidios de Whitechapel y «mantener vivo el negocio».

Aunque Jack el Destripador no fue el primer asesino serial, sus crímenes tuvieron una cobertura mediática sin precedentes gracias a las reformas fiscales aprobadas en los años 1850 que favorecieron la distribución masiva de rotativos de bajo precio. Durante la época victoriana este tipo de publicaciones tuvo un mayor auge, e incluyó a periódicos con precios tan asequibles como medio penique y revistas populares como Illustrated Police News, que encauzaron sus esfuerzos en dar publicidad al homicida.

martes, 10 de noviembre de 2020

El Sádico Del Charquito

Daniel Camargo
Daniel Camargo Barbosa (Anolaima, Cundinamarca, Colombia, 22 de enero de 1930 - Quito, Ecuador, 13 de noviembre de 1994) fue un violador y asesino en serie colombiano.

Primeros años

Daniel Camargo nació en Anolaima, Cundinamarca, Colombia. Cuando no había cumplido ni un año de edad, su madre murió. Su padre se casó con otra mujer, que tuvo problemas de infertilidad. Eso le provocó problemas mentales a la mujer que cayeron en el pequeño Daniel. De hecho, vistió de niña al chiquillo y lo obligaba a ir al colegio vestido de esta manera. A pesar de esta humillación, ...Daniel se destacó por ser un gran estudiante en el colegio León XIII de Bogotá. Sin embargo, su deseo de seguir estudiando se vio obstaculizado cuando se vio obligado a dejar la escuela para ayudar económicamente a su familia.

Entrada en el mundo de la delincuencia

En 1960, Camargo se casaría con Alcira Castillo. Había dejado atrás los problemas que vivió en su familia natal. Sin embargo, su feliz matrimonio se acabó desmoronando cuando, en 1967, sorprendió a su mujer con otro hombre. En ese momento, el odio por las mujeres fue el motor vital de Camargo. Según confesaría años más tarde, consideraba al sexo femenino como las culpables de todos los males que le habían acontecido en su vida. Eso provocó que a partir de entonces, Camargo, junto a su nueva compañera sentimental, comenzara a violar a jovencitas vírgenes a base de narcotizarlas previamente. Pero la policía consiguió detenerlo en 1968 e imponerle una pena de cinco años. A su salida, Camargo continuó con sus actividades criminales y volvió a ingresar en prisión, esta vez con una pena de 25 años en la isla penitenciaria de Gorgona. De los veinticinco años iniciales, Camargo tan sólo cumplió diez ya que consiguió escapar en 1984 pasando tres días a la deriva sin agua y sin comida. Logró llegar a orillas de Ecuador. En un país nuevo y donde no tenía antecedentes penales, Camargo empezó a cometer con total impunidad sus crímenes. Sus víctimas fueron de nuevo principalmente chicas jóvenes y vírgenes. Durante quince meses, la población ecuatoriana vivió aterrorizada por la presencia de un asesino, que despedazaba a sus víctimas. La policía no encontraba pistas ya que el asesino era extremadamente cuidadoso en sus crímenes. Fue condenado por 72 asesinatos (todas sus víctimas eran mujeres y niñas), pero se cree que mato a más de 150 mujeres o incluso a más de 200 mujeres. Existe una investigación detallada de sus asesinatos en el libro Los monstruos en Colombia sí existen del antropólogo Esteban Cruz Niño, en ella se copia parte de su diario personal y se establece que hablaba perfectamente inglés y portugués.

El final de las psicopatías de Camargo llegaría en 1986. Una inspección rutinaria de la policía ecuatoriana detuvo a un hombre de aspecto harapiento. Para sorpresa de los miembros del cuerpo de

seguridad, descubrieron que, en la maleta que portaba, había numerosas prendas de ropa manchadas en sangre. En el interrogatorio posterior, Camargo confesó 71 víctimas. Después de un juicio sumarísimo, Camargo fue condenado a dieciséis años de cárcel y en prisión compartió patio con otro asesino serial

prominente, Pedro Alonso López, llamado el Monstruo de Los Andes, quien se presume asesinó a más de trescientas niñas y jovencitas.

Fallecimiento

Camargo no cumplió toda su condena ya que fue asesinado por otro recluso, Giovanny Arcesio Noguera Jaramillo, en el Centro de Rehabilitación de Varones N° 2 de Quito, el 13 de noviembre de 1994. Su asesino resultó ser el sobrino de una de sus víctimas. Fue sepultado en la fosa número 798 de la necrópolis “El Batán”, de Quito.

La Mataviejitas

 

Juana Barraza

Juana Barraza Samperio Asesina serial mexicana y luchadora profesional. Juana Dayanara Barraza Sampeiro (Epazoyucan, México; 27 de diciembre de 1957) es una deportista de lucha libre y asesina en serie mexicana, conocida popularmente como La Mataviejitas. Cometió entre 42 y 48 homicidios a mujeres de edad avanzada en el área metropolitana de la Ciudad de México desde los años 90 hasta principios del año 2006, por los que fue sentenciada a 759 años de prisión.

Biografía

Juana Barraza Samperio nació a las 8:30 horas, el viernes 27 de diciembre de 1957 en el municipio de Epazoyucan, Hidalgo, México. Sus padres fueron Trinidad Barraza Ávila y Justa Samperio, quienes nunca se casaron, viviendo en unión libre por cuatro o cinco años. Su madre era una alcohólica, quien, en una reunión con otras personas, accedió a que un hombre tuviera acceso con la menor a cambio de tres cervezas, quedando embarazada de él. Tuvo en total siete hijos. El mayor, José Enrique Lugo Barraza, fue asesinado por una pandilla en plena calle, a los veinticuatro años de edad. Con conocimientos de enfermería y supuesta adoradora de la Santa Muerte, Barraza se dedicó también en algunas ocasiones a la lucha libre (bajo el seudónimo de "La Dama del Silencio") o a la venta de palomitas de maíz afuera de la arena de lucha. Barraza se ha transformado en uno de los casos más interesantes dentro de la historia criminal en México, ya que durante muchos años se mantuvo la comisión de sus crímenes sin ser capturada, y por la semejanza de su modus operandi con el de famosos asesinos en serie de otros países, como Thierry Paulin. El primer asesinato atribuido a la Mataviejitas fue cometido a fines de los años 90, aun cuando la serie de asesinatos comenzó presuntamente el 17 de noviembre de 2003. Se ha estimado que el número total de sus víctimas es de entre 42 y 48. El 31 de marzo del 2008, el juez 67 de lo penal, con sede en Santa Martha Acatiltla le dictó sentencia de 759 años y 17 días de prisión por 17 homicidios y 12 robos cometidos en agravio de personas de edad avanzada.

Perfil

Todas las víctimas de la asesina eran ancianas (60 ó más años), quienes en su mayoría vivían solas. Sus asesinatos fueron provocados por golpes, heridas de armas punzo cortantes o estrangulación, con robos materiales a las víctimas inmediatamente después de ser asesinadas. Durante la cacería de la asesina, Bernardo Bátiz, entonces Procurador de Justicia de la Ciudad de México, había indicado que el homicida tenía «una mente brillante; era muy sagaz y cuidadoso» (creyéndose hasta ese momento que se trataba de un hombre y no de una mujer), y que cometía sus crímenes después de un corto período durante el cual se ganaba la confianza de sus víctimas. Los oficiales que investigaban el modus operandi del asesino sospecharon que el asesino se presentaba ante sus víctimas como trabajador social del gobierno, ofreciendo programas de beneficencia para personas de la tercera edad. El trauma ocasionado por la violación durante su niñez parece haber sido un factor importante para la realización de sus crímenes. En casos aislados, se encontró evidencia de abuso sexual en las víctimas. Aparentemente, Barraza asociaba a las ancianas con su madre, creyendo que ayudaba a la sociedad asesinándolas.

Investigación

En el transcurso de las actividades criminales del asesino, las autoridades policiacas fueron duramente criticadas por los medios de comunicación puesto que, todavía a finales del 2005, asumían un «sensacionalismo mediático» respecto a un asesino en serie. Asimismo, se criticó el hecho de que el asesino era buscado,tal vez inútilmente, entre las prostitutas y/o travestis de la Ciudad de México. Entonces, la policía suponía (debido a reportes de testigos) que se trataba de un hombre que se vestía de mujer para obtener el acceso a las viviendas de sus víctimas. En alguno de los casos, se reportó que se había visto a una mujer corpulenta vestida con una blusa roja. La búsqueda del asesino fue complicada debido al cúmulo de evidencias contradictorias. En un punto de la investigación, la policía conjeturó que eran dos asesinos los que podrían estar implicados. También se puso singular atención en la extraña coincidencia de que por lo menos tres de las víctimas del asesino poseían una copia de una pintura de 1888 Niño en Chaleco Rojo, del artista francés Paul Cézanne. Curiosamente, antes de la captura de la presunta asesina, las autoridades mexicanas divulgaban declaraciones de testigos que señalaban que el asesino usaba ropa de mujer para acceder a los apartamentos de las víctimas. En uno de los casos, uno de los testigos observó a una «mujer grande con una blusa roja» salir del hogar de una de las mujeres asesinadas. Ello fue interesante para los criminólogos, forenses y detectives puesto que había grandes paralelos entre el comportamiento del asesino y Thierry Paulin. Bajo ese contexto, se atribuyó al homicida (presumiblemente varón) la posibilidad de una doble personalidad. Otra observación interesante hecha por los investigadores fue la extraña coincidencia de que algunas de las víctimas eran de origen español.

Alfaro y su Detención

El 25 de enero de 2006 se arrestó a una persona sospechosa huyendo del hogar de la última de las víctimas del asesino. La víctima, Ana María de los Reyes Alfaro, de 82 años de edad, residente de la colonia Moctezuma, 1a sección en la ciudad de México, había sido estrangulada con un estetoscopio, siendo varias veces apuñalada con un cuchillo ranger militar. Para sorpresa de los mexicanos, que estaban en el entendido de que el asesino era hombre, la persona detenida fue Juana Barraza Samperio, de entonces 48 años, deportista de lucha libre. Los testigos de anteriores escenas del crimen habían descrito a una mujer de apariencia masculina (lo que había dado pie a la búsqueda inicial de un travesti). Barraza se asemejaba bastante a un modelo de arcilla que describía las características faciales del asesino: persona de cabello tupido, teñido de color rubio y rostro de facciones duras. Al ser detenida portaba un estetoscopio, formas de solicitud de pensión para ancianos y una tarjeta que la identificaba como trabajadora social. Preliminarmente, la policía de la ciudad de México no pudo detenerla antes, ya que no contaban con huellas dactilares completas que pudieran dar la identidad de la asesina. Al momento de ser capturada, la presunta asesina confesó haber asesinado a la anciana —Ana María de los Reyes Alfaro y a otras tres mujeres, pero negó estar implicada en el resto de los diez asesinatos (de entre los cuarenta que se le sospechaban) con que los fiscales la implicaban a través de huellas digitales. Comentó a los reporteros que había visitado la casa de Ana María de los Reyes Alfaro en búsqueda de trabajo como lavandera. «Ustedes sabrán por qué lo hice cuando lo lean de mi declaración ministerial» finalizó Barraza Samperio.

Juicio y veredicto

Barraza fue juzgada en la primavera del 2008, la fiscalía la acusó de 40 homicidios. Ella admitió ser culpable del asesinato de Ana María de los Reyes y declaró que su motivo para matar había sido el rencor acumulado hacia su madre. El 31 de marzo fue encontrada culpable por 16 cargos de homicidio y robo agravado, además de once cargos por otros asesinatos. Fue sentenciada a 759 años de prisión.

(Tomado de Wikipedia)

lunes, 9 de noviembre de 2020

EL Ángel De La Muerte

Jane Toppan (17 de agosto de 1854 – 29 de octubre de 1938), nacida como Honora Kelley, fue una asesina en serie estadounidense. Después de su arresto en 1901, confesó 31 asesinatos, aunque se sospecha que sus víctimas pudieran ser muchas más. Ella declaró que su ambición era "haber matado a más gente que cualquier otro hombre o mujer que haya existido".

Jane Toppan

VIDA TEMPRANA

Aunque los registros que sobreviven de los primeros años de Toppan son escasos, se sabe que sus padres eran inmigrantes irlandeses, y su madre, Bridget Kelley, murió de tuberculosis cuando era muy joven. Su padre, Peter Kelley, era bien conocido como un alcohólico, muy abusivo, y excéntrico, apodado por los que lo conocían "Kelley the Crack" (como el "chiflado"). En años posteriores Kelley se convertiría en la fuente de muchos rumores locales con respecto a su supuesta "demencia", de los cuales el más popular es que su locura finalmente lo llevó a coser sus propios párpados cerrados mientras trabajaba como sastre.

En 1863, sólo unos pocos años después de la muerte de su esposa, Kelley tomó a sus dos hijas menores, Delia Josephine, de 8 años de edad, y Honora, de 6 años, y las llevó al Boston Female Asylum, un orfanato para niñas indigentes fundado en 1799 por la señora Hannah Stillman. Según la misión del orfanato era la de "recibir ... proteger ... e instruir ... huérfanas hasta la edad de 10 años, para luego ser entregadas a familias respetables". Kelley entregó a las niñas para no volverlas a ver de nuevo. Documentos del establecimiento cuentan que las dos niñas fueron "rescatadas de una casa muy miserable".

No existen registros de las experiencias de Delia y Honora durante su estancia en el orfanato, pero en menos de dos años, en noviembre de 1864, Honora Kelley fue puesta como sirvienta por contrato en la casa de la señora Ann C. Toppan de LowellMassachusetts. (La servidumbre por contrato era un sistema de trabajo en el cual las personas pagaban por su paso al "Nuevo Mundo" trabajando para un empleador por un período fijo de años. Fue ampliamente empleada en el siglo xviii en las colonias británicas en Norteamérica y otros lugares. Una manera para que los pobres de Gran Bretaña y los estados alemanes obtengan el paso a las colonias americanas). Aunque nunca fue formalmente adoptada por los Toppan, Honora obtuvo el apellido de sus benefactores y, finalmente, se hizo conocida como Jane. La familia Toppan original ya tenía una hija, Elizabeth; ella y Jane no se llevaban bien.


ASESINATOS

Jane pronto se haría conocida como un "Ángel de la Muerte". En 1885, Toppan comenzó a prepararse para ser enfermera en el Hospital de Cambridge. Mientras ella estaba allí, tenía muchos amigos, y era muy querida. A diferencia de sus primeros años, donde fue descrita como "brillante y terrible", en el hospital era muy querida, deslumbrante y agradable. Una vez que Jane se convirtió en cercana con los pacientes, escogió a sus favoritos como víctimas. Los pacientes eran normalmente ancianos, y muy enfermos. Jane creía que les estaba ayudando, porque eran viejos y no tenían mucho tiempo de vida. Durante su permanencia en el hospital, usó a sus pacientes como conejillos de Indias en experimentos con la morfina y la atropina; ella alteraría sus dosis prescritas para ver lo que les hacía a su sistema nervioso. Sin embargo, pasaría un tiempo considerable a solas con los pacientes, creando cuadros clínicos falsos y medicándolos para que entren y salgan de la conciencia, y hasta metiéndose en la cama con ellos.

Se desconoce si alguna actividad sexual ocurrió cuando sus víctimas se encontraban en ese estado, pero cuando Toppan fue interrogada (después de su arresto), declaró que tuvo una emoción sexual con los pacientes que estaban cerca de la muerte (erotofonofilia), "volviendo a la vida y muriendo de nuevo".

Toppan les administraba una mezcla de medicamentos a los pacientes que escogía como sus víctimas, se acostaría con ellos y los mantendría cerca de ella cuando murieran.

Toppan fue recomendada por el prestigioso Hospital General de Massachusetts en 1889; allí, se cobró la vida de varias víctimas más antes de ser despedida al año siguiente por otras razones. Ella regresó brevemente a Cambridge, pero pronto fue despedida por prescribir opiáceos imprudentemente. A continuación, comenzó una carrera como enfermera privada y el trabajo próspero a pesar de las quejas de hurtos pequeños.

Toppan comenzó su ola de envenenamientos en serie en 1895 al matar a sus propietarios. En 1899, asesinó a su hermana adoptiva Elizabeth con una dosis de estricnina. En 1901, Toppan se mudó con el señor mayor Alden Davis y su familia a Cataumet para cuidar de él después de la muerte de su esposa (a quien Toppan había asesinado). En cuestión de semanas también mató a Davis y a dos de sus hijas.

A continuación, regresó a su ciudad natal y comenzó a cortejar al marido viudo de su fallecida hermana adoptiva, Elizabeth; asesinó a la hermana de este envenenándola mientras cuidaba de ella cuando estaba enferma para poder mostrar que era capaz de cuidar pacientes de nuevo. Incluso mientras la envenenaba quería evocar su simpatía. Sin embargo, la estratagema no funcionó, y él terminó echándola de su casa.

Los miembros supervivientes de la familia Davis ordenaron un examen de toxicología en la hija menor de Alden Davis. El informe encontró que había sido envenenada, y las autoridades locales pusieron en alerta a la policía sobre Toppan. El 29 de octubre de 1901, fue detenida por asesinato. En 1902, había confesado 31 asesinatos. El 23 de junio de ese año, el tribunal del condado de Barnstable, finalmente la encontró no culpable por razones de demencia y a permanecer confinada de por vida en el hospital para insanos de Taunton.

Poco después del juicio, uno de los periódicos de William Randolph Hearst, el New York Journal, imprimió lo que supuestamente era la confesión de Toppan a su abogado de que había matado a más de 31 personas y que quería que el jurado la declarara con locura para que ella eventualmente pudiera tener la oportunidad de ser liberada. Ella permaneció en Taunton por el resto de su vida. Durante su estancia en Taunton, le dijo a los reporteros que si hubiese estado casada y tenido una familia feliz, nunca habría comenzado con los asesinatos.


VÍCTIMAS

Algunas de las víctimas identificadas son:

Israel Dunham (83), casero y esposo de Lovely, murió el 26 de mayo de 1895.

Lovely Dunham (87), esposa de Israel, murió el 19 de septiembre de 1897.

Elizabeth Toppan-Brigham (69), hermana adoptiva, murió el 29 de agosto de 1899.

Mary McNear (70), paciente, murió el 28 de diciembre de 1899.

Florence Calkins (45), ama de llaves de Elizabeth, murió el 15 de enero de 1900.

William Ingraham (70), paciente, murió el 27 de enero de 1900.

Sarah "Myra" Connors (48), paciente y amiga, murió el 11 de febrero de 1900.

Mattie Davis (62), esposa de Alden, murió el 4 de julio de 1901.

Genevieve "Annie" Davis-Gordon, hija de Alden y Mattie, murió el 31 de julio de 1901.

Alden Davis (64), esposo de Mattie, murió el 8 de agosto de 1901.

Mary "Minnie" Davis-Gibbs (40), hija de Alden y Mattie, murió el 13 de agosto de 1901.

Edna Bannister (77), cuñada de Elizabeth, murió el 26 de agosto de 1901.

(Tomado de wikipedia)

El Monstruo de los Andes

Pedro Alonso López (Ipiales, Nariño, Colombia, 8 de octubre de 1948-desaparecido el 17 de junio de 1998), también conocido como el Monstruo de los Andes, es un asesino en serie colombiano que, tras su captura en 1980, confesó el asesinato de más de 300 niñas y jóvenes en Colombia, Ecuador y Perú.
Pedro Alonso Lopez

No se puede establecer con certeza el número de asesinatos, ya que buena parte de los cuerpos no aparecieron, y los actos violentos se llevaron a cabo en regiones aisladas, motivo por el cual no se cuenta con cifras fiables. Sin embargo, en su confesión a los investigadores, reconoció haber asesinado a por lo menos 110 muchachas en Ecuador, 100 en Colombia y "muchas más de 100" en Perú. Y ayudó a ubicar un campo en Ambato, Ecuador, donde se hallaron 53 cuerpos, y cuatro más en otros lugares, aunque en otros puntos señalados por él mismo no se hallaron restos humanos. Si se da crédito a su versión, Pedro Alonso López es el asesino en serie que más asesinatos ha cometido.

   INFANCIA 


Pedro Alonso López nació en el municipio de Espinal, Tolima y a los seis meses, su madre se mudó a Santa Isabel en el departamento de Tolima en 1948 en la época conocida como “La Violencia”, periodo de guerra civil no declarada que provocó cerca de 200.000 muertes.

Era el séptimo hijo de un total de trece hermanos, hijos de una prostituta, Benilda López de Castañeda y tuvo una infancia infeliz por la violencia del ambiente, el excesivo control de su madre y la ausencia de la figura paternal. Su padre, Megdardo Reyes, fue asesinado seis meses antes de su nacimiento.

Vivían en una única habitación con cortinas como separación, por lo que él y sus hermanos oían las interacciones de su madre con los clientes. En 1957 con 9 años de edad fue sorprendido por su madre intentando mantener relaciones sexuales con su hermana menor y fue desterrado de la casa. Vagabundeó en estado de indigencia como habitante de la calle en Bogotá y fue abusado sexualmente. A la edad de 12 años fue adoptado por una familia estadounidense. Pero una nueva agresión sexual por parte de un profesor le hizo huir de nuevo y volver a las calles.

En 1969 con 21 años de edad fue encarcelado por hurto y en prisión fue abusado por tres presos; decidió no volver a ser una víctima y los asesinó días después. Como fue declarada defensa propia, solo se le añadieron 2 años de condena.


Actividad Criminal



A su salida de prisión en 1978, Pedro viajó extensamente por todas partes del Perú. Durante este tiempo —él más tarde reconoció—, había empezado a atacar violentamente y asesinar a por lo menos 100 niñas y muchachas jóvenes de tribus locales por toda la región. Dijo buscar a las que "tuvieran mirada más inocente" y abordarlas de día, porque pensaba que de noche desconfiarían. La verdad es que fue imposible verificar estas denuncias, pero lo que sí se sabe es que fue capturado por un grupo de ayacuchanos, en el centro sur del Perú, mientras intentaba secuestrar a una niña de tan solo 9 años de edad.

Los ayacuchanos le despojaron de sus ropas, pertenencias y lo torturaron durante varias horas antes de decidir enterrarlo vivo. No obstante, tuvo la suerte de su lado, porque un misionero americano intervino y convenció a sus captores que el asesinato era impío y que debían entregar a Pedro a las autoridades. Ellos consideraron esta posibilidad y entregaron a su prisionero a las autoridades peruanas. Las autoridades judiciales y policiales no quieren perder el tiempo en investigar la denuncia procedente de las pequeñas tribus y el Gobierno peruano deporta a Pedro a Ecuador.

En su retorno a Ecuador, Pedro empezó a viajar alrededor de la región, incluso frecuentemente se detiene en Colombia. Las autoridades pronto empezaron a notar un aumento en los casos de personas desaparecidas, más concretamente de muchachas jóvenes. Sin embargo, rápidamente éstos concluyeron que se estaba produciendo debido al crecimiento de la demanda de esclavas sexuales y trata de mujeres.

En abril de 1980, una riada inunda Ambato (Ecuador) y esto causó que las autoridades tomaran de nuevo al archivo de casos de las personas desaparecidas cuando las aguas rabiosas desenterraron los restos de cuatro niñas. Mientras era difícil por los especialistas determinar las causas de las muertes, concluyeron que los cuerpos de las muchachas que habían encontrado, habían sido escondidos por alguien que se había tomado las molestias de esconder sus cuerpos a ojos entrometidos.

Captura y Confesión


Días después de la riada, una mujer de la localidad, Carvina Poveda, se dirigía realizar sus compras a un supermercado local con su hija Marie, de 12 años de edad, cuando un hombre desconocido intentó raptar a la niña. Carvina pidió ayuda para detener al hombre que trataba huir del supermercado con su hija en brazos. Comerciantes locales acudieron rápidamente a prestar su ayuda, capturaron al hombre antes de que pudiera escapar y lo retuvieron hasta la llegada de las autoridades.

Pedro se encontraba muy tranquilo cuando la policía llegó a la escena. Cuando regresaron a la comisaría principal con su sospechoso, su primera conclusión fue que tenían a un loco en custodia.

Una vez en la oficina principal de la comisaría, Pedro se negó a cooperar con las autoridades y permaneció en silencio en todas las preguntas del interrogatorio. Los investigadores pronto se dieron cuenta de que tendrían que emplear una estrategia diferente para hacer hablar a su sospechoso. Uno de los funcionarios pronto sugirió que llamaran a un sacerdote, el Padre Córdoba Gudino, que conoció en prisión y mantuvo conversaciones en una celda con Pedro. El diseño de la estrategia de la policía era que el Padre Gudino se ganara la confianza del sospechoso y reconociera sus crímenes.

Al momento, Pedro empezó a hablar, y al día siguiente, ya había revelado actos tan repulsivos de violencia que el Padre Gudino no pudo oír ninguno más y pidió que le sacaran de la celda. Las siguientes y breves entrevistas con el Padre Gudino proporcionaron a los investigadores pruebas contra Pedro acerca de las recientes evidencias de asesinatos y maltratos. De cualquier modo, nunca se supo nada más de las declaraciones e investigaciones acerca de estos asesinatos. Lo que sí es conocido es que en 1980 se declaró culpable a Pedro Alonso López del delito de múltiple asesinato y fue sentenciado a 16 años de cárcel. Que en aquella época era la pena máxima en Ecuador.

Cuando se le preguntó que hacia con estas víctimas, explicó que primero violaba a su víctima, y entonces la estrangulaba mientras miraba fijamente sus ojos. Quería tocar el placer más profundo y de la excitación sexual más profunda antes que su vida se marchitara.

"Está parte del perfil", dijo una vez Robert Ressler, investigador criminalista del FBI. "Los asesinos múltiples muy a menudo se deben a obsesiones de algún género relacionadas con sus madres. Una relación de odio, en idioma popular. Estas madres habitualmente no serán candidatas a madre del año. El hilo común parece ser el elemento sexual, madres que tienen muchos compañeros sexuales y el hijo es sabedor de esto. Por supuesto, los niños de prostitutas son los más probables prototipos si se les expone a este tipo de conducta, agresiva y desentendida por parte de la madre".

Estuvo preso en Ecuador hasta 1994 y fue entregado a las autoridades colombianas por pedido de extradición, donde fue recluido en un hospital psiquiátrico. Años después, en 1998 es declarado sano y dejado en libertad. Según un documental del canal BIO de la cadena A&E, se ha llegado a emitir un pedido de búsqueda, localización y captura a la Interpol desde el año 2002.

Al momento no se sabe de su paradero actual, aunque durante su detención un grupo de padres de víctimas habría manifestado "hacer justicia por cuenta propia" si Alonso López salía nuevamente en libertad. Se presume que fue ejecutado ilegalmente.

En todo caso no se ha vuelto a saber nada del Monstruo de Los Andes. Su madre está segura de que sigue vivo pues, según cuenta, siempre que alguien cercano a ella se ha muerto, su espíritu se le ha “revelado”, cosa que no ha ocurrido con Pedro.

La Interpol lo busca desde el año 2002 por el asesinato de 350 personas, se presume que la última vez que lo vieron fue en Floridablanca o Bucaramanga en el Departamento de Santander en el año 2010.

En el año 2012 en la ciudad de Tunja, capital del Departamento de Boyacá ocurrió el homicidio de la niña Andrea Marcela García Buitrago y en el año 2013 el programa de televisión Crónicas RCN dijo que el Monstruo de los Andes era un posible sospechoso debido a las características del crimen con el asesinato de Flor Alba Sánchez su primera víctima. (Tomado de wikipedia)