miércoles, 29 de agosto de 2012

¡Bartolo, traeme el cayuco!

Gracias al Dr. Ernesto Garcia Mc Gregor, quien publicó en su pagina web, www.garciamcgregor.com, esta leyenda, ya que me trae gratos recuerdos de mi infancia. Por allá por los 70's mi abuela ya nos había contado este "cuento de muertos", y cuando nos portábamos mal en la noche, o nos haciamos los locos para acostarnos a dormir, mi abuela siempre decía: ¡Bartolo, traeme el cayuco! y salíamos corriendo muertos de miedo a meternos en la cama y taparnos con la cobija o sabana...
El Bajito
Así se le llama una zona muy conocida de Maracaibo situada en El Milagro. Se trata de la desembocadura de la “Cañada Nueva” que corre al lado de la avenida Padilla y que durante las épocas de lluvia arrastraba gran cantidad de arena que se depositada en el Lago formando un bajo, de allí el nombre de El Bajito. Por esa razón las piraguas que acostumbraban fondear en lugares cercanos tenían que hacerlo lejos de la orilla para encontrar fondo. Para movilizarse a tierra usaban un cayuco.
Zona peligrosa
Debido a las corrientes lacustres que pasan cerca, la zona era y sigue siendo muy peligrosa para los bañistas, que morían ahogados por decenas todos los años arrastrados por los remolinos de agua.
La piragua y el cayuco
Una piragua propiedad de un vecino que vivía cerca de El Bajito, a la orilla del Lago, hacia viajes a la costa sur del mismo y se fondeaba cerca de la casa de habitación del dueño. El patrón o marino que manejaba la piragua decidió una noche irse de parranda a la ciudad y encargó al ayudante Bartolo para que lo llevara a la orilla, volviera a la embarcación y estuviera pendiente de su regreso.
Bartolo y el cayuco
No se sabe exactamente lo que ocurrió, pero lo cierto es que el marino se metió en una pelea y salió corriendo buscando refugio en la piragua. Lo venía persiguiendo dos hombres con cuchillo en mano. Al llegar a la orilla comenzó a llamar desesperadamente a Bartolo a quien le gritaba; ¡Bartolo, traeme el cayuco!¡ Pero el muchacho estaba tan profundamente dormido que no oía nada. Como sus perseguidores ya le estaban dando alcance, decidió meterse en el agua al tiempo que seguía gritando ¡Bartolo traeme el cayuco! Puede ser que viniera herido, puede ser que lo venció el cansancio, pero lo cierto es, que después de una última llamada a Bartolo, desapareció en las aguas agitadas, y misteriosamente nunca se recobró su cuerpo.
Noches oscuras
En esa época se alumbraba las calles con faroles de gas que duraban unas cuatro horas. Se encendían a las seis de la tarde y se apagaban por agotamiento del combustible como a las once de la noche quedando la ciudad en completa oscuridad.
Nace la leyenda
Cuentan que en las noches muy oscuras, los vecinos de El Bajito oían el lamento del marino por todas partes y hasta dentro de las casas. Entonces los niños escondían la cabeza bajo las sábanas, las viejitas rezaban nerviosamente, los gatos se erizaban y hasta el hombre de pelo en pecho sentía un frío mortal ante el grito tenebroso de ¡Bartolo, traeme el cayuco!

El "Fabuloso de la Gaita" Goterita o Enrique Gotera, en el año '91 interpreto esta leyenda en ritmo de gaita, con la agrupación "El Super Show de la Gaita"


No hay comentarios:

Publicar un comentario