Una
familia destruida, un luto eterno y una justicia burlada son los
resultados tras casi 17 años de los asesinatos de Miguel Antonio Tauill y
Juan Carlos González, ellos perdieron la vida a manos de una
adolescente de 18 años, luego de concretarse la venta de un gato angora
el 6 de diciembre de 1994, por el precio de 20 mil bolívares.
En un primer momento, los padres de las víctimas creyeron haber
encontrado respuestas por parte de las autoridades competentes. “Si no
la consigues tú, la consigo yo”, le replicó Antonio Tauill a Leonardo
Díaz Paruta, quien era el responsable de las investigaciones de
homicidios en la extinta Policía Técnica Judicial. Tauill era el padre
de Miguel, abogado y fundador de este cuerpo policial.
Esta sensación de justicia, obtenida en un primer momento con la
captura de Cibell Naime en enero de 1995, se vio quebrantada 10 años
después, luego que un tribunal de ejecución le concediera la tan ansiada
libertad condicional.
La mujer, ya con 29 años, debía presentarse cada 15 días ante el
juzgado que concedió la medida para dejar constancia de su sometimiento a
las disposiciones del sistema penal. Solo bastaba cumplir con esta
exigencia para no regresar al oscurantismo de los penales.
“Fue en muy pocas oportunidades, el 15 de diciembre le indicó al
juzgado que tenía que operarse y, por ello, pidió un permiso para sus
comparecencias. No regresó más”, afirmó Antonio Tauill. En enero del
2006 los representantes legales de las víctimas apelaron la medida ante
los órganos correspondientes.
Poco después el Tribunal Supremo de Justicia revocó la libertad y
pidió a los cuerpos de seguridad la captura de la condenada; no
obstante, Cibell no conoció más de celdas. Atrás quedaron los recuerdos
del Instituto de Orientación Femenina, de la Cárcel de Tocuyito y de la
Penitenciaría General de la República. Le resta por pagar 18 años de su
sentencia y está evadida.
De acuerdo con la sentencia del tribunal sexto en lo penal, del 16 de
diciembre de 1998, Naime cumpliría su pena el 6 de marzo del año 2022, a
las 11:45 de la noche. Esta fue una de las primeras sentencias a 30
años dictadas en el país.
La joven de origen libanés, única mujer y menor de tres hermanos, fue
detenida el 19 de enero de 1995, cuando se encontraba en su residencia
en Prados del Este con sus familiares. No tuvo otra opción que confesar
los hechos.
Momentos antes Antonio Tauill y Shauki Naime habían sostenido una
conversación nada grata, que revelaría toda la verdad de un cheque falso
cobrado en el antiguo Banco Unión, por un joven dedicado a la venta de
animales de raza.
“Llamó (Naime) al número de mi hijo, quería hablar con Miguel para
saber cómo había obtenido un cheque que le habían robado, y luego
falsificado su firma. Yo solo le contesté que quien le entregó el cheque
a mi hijo era la misma persona que lo había matado. En eso escuché a
Díaz Paruta decir: ‘Déjalo que ya lo tenemos’”, recordó Tauill.
Para el momento de la captura ya había transcurrido un mes de las
investigaciones. Desde el primer momento se tuvo la precisión que la
homicida era la misma mujer que en el diciembre pasado había acudido
hasta la residencia de los Tauill Musso, ubicada en Los Naranjos, para
adquirir un gato.
La madre de la víctima, Mirtelina Musso de Tauill, la recibió en las
dos únicas oportunidades que fue hasta su vivienda: el día que Cibell
conoció a Miguel y el día que lo mató.
El padre del occiso recuerda que no fue fácil localizarla. Nadie la
conocía. A través del retrato hablado elaborado por la madre del abogado
fallecido y tras la ubicación del taxista que la llevó hasta Los
Naranjos se logró precisar su residencia en Prados del Este y detenerla a
comienzos del año 1995. Ya había transcurrido un mes y tres días del
doble crimen.
El 16 de diciembre, el profesional del volante encontró a la muchacha
en el colegio Minerva, un instituto de parasistema donde Cibell
terminaba el bachillerato. La joven no era muy destacada en los
estudios. Y cerca de allí se ubicaba el Club Sirio Venezolano. “Con su
foto hubo personas que la reconocieron y nos dijeron dónde vivía”,
explicó Antonio Tauill.
La muerte de los dos hombres había causado gran conmoción en la
ciudad. Para ese entonces no era común el ingreso de 50 o más cadáveres
semanales a la morgue de Bello Monte. Miguel Tauill, de 30 años, vivía
con sus padres. Era el mayor de tres hermanos hombres y —a pesar de
graduarse de abogado— estaba dedicado a la venta de animales.
“Él era muy apasionado con los animales, en la casa llegamos a tener
hasta dos venados, teníamos gatos, conejos, gallinas, perros, de todo”,
recordó con nostalgia su padre, mientras exige el cumplimiento exacto de
la pena. Insiste que todavía falta por pagar 18 años.
La otra víctima Juan Carlos González, de 19 años, estudiaba el primer
año de Farmacia en la universidad Santa María. Era socio de Miguel en
el particular negocio. Los dos hombres fueron ubicados muertos en el
interior de la camioneta de Tauill con disparos en la cabeza, realizados
a corta distancia.
La captura de Naime generó aún más conmoción en la opinión pública,
su foto con un ojo golpeado y el móvil del hecho convirtieron el crimen
de Tauill y González en uno de los más comentados del momento. Hoy el
caso del gato todavía se mantiene fresco en el colectivo venezolano.
Cibell había robado y falsificado el cheque de su papá, Shauki Naime,
prominente obstetra, que trabajaba en la clínica Santa Sofía, de
Caracas, con el propósito de comprarse el animalito. Aparentemente le
dijo a su familia que una amiga se lo regaló, a manera de justificación.
En ese entonces se indicó que el progenitor de la joven era una
persona sumamente estricta con sus hijos, severa, en particular con la
menor, y que el maltrato —tanto psicológico como físico— hizo mella en
la mente de la adolescente.
El temor sentido ante la presencia del padre y el castigo por la osadía
cometida hizo que Cibell asumiera una decisión radical en procura de
protegerse de una brutal reprimenda. La joven mató a los dos hombres con
un arma propiedad de su padre: una pistola 7.65, marca Walther PPK, el
mismo modelo empleado por Adolfo Hitler para quitarse la vida.
Sin embargo, Tauill hoy —a casi 17 años de la muerte de su hijo— estima
que toda esa historia del maltrato fue un invento de la defensa de la
joven para conseguir benevolencia por parte de los tribunales.
Recuerda que los exámenes psiquiátricos practicados en la época por
los expertos de la policía técnica científica arrojaron que Naime era
una psicópata, lo cual no es una enfermedad, pero “no tiene remedio.
Ella debía cumplir constantemente con un tratamiento médico”.
“Ese hombre (Naime) tenía caballos y yeguas y uno de ellos se llamaba
Cibell, ahí puedes ver el vínculo entre ellos. El día que la golpeó se
acababa de enterar que su hija había matado a dos personas, la acababa
de descubrir. Cibell era una malandra, fumaba a escondidas, se escapaba
de la casa. Todas las referencias que obtuvimos después eran terribles”,
relató Tauill.
No obstante, no todos los involucrados en este caso comparten esta
visión. Para Norma Pérez, exjueza octava de ejecución, el temor de
Cibell por su padre sí era cierto. “En el expediente se puede apreciar
el odio que sentía Cibell hacia su padre, ella sentía que por culpa de
él ella estaba presa. Incluso se dejó constancia de la severidad del
papá, la hincaba de rodillas para que adelgazara, los hijos tenían
capacidad de movimiento y ella tenía que salir acompañada de su mamá”.
Pérez tuvo frente a sí a Cibell cuando tenía 24 años, en el año 2001,
tras realizarse una audiencia en el Internado de Orientación Femenina,
ubicado en Los Teques, estado Miranda, primer centro de reclusión que
visitó Naime. Luego conocería otros —supuestamente— por mostrar mala
conducta, de acuerdo con informes presentados ante los tribunales por
los representantes del Ministerio Publico.
En esa ocasión, la exfuncionaria vio en la condenada a una “mujer
madura, no la adolescente que había sido sentenciada a 30 años de
prisión, afirmó haber perdonado a su padre y lamentó la muerte de las
dos personas, se mostró arrepentida de sus hechos”.
Pérez recuerda que Naime estudió un importante número de cursos
realizados en el internado, se graduó de bachillerato en la cárcel y
estaba esperando un cupo de la Universidad Nacional Abierta para
comenzar su carrera de arquitectura.
Con respecto a la convivencia familiar en el seno de los Naime Yordi,
Pérez indicó que Cibell veneraba a su mamá, “ella era su diosa”. Los
hijos se expresaban muy bien de su padre, no entendían por qué la joven
lo acusaba de todas las cosas que decía. La madre, Salam Yordi, en
ningún momento dejó a su hija, siempre la iba a visitar y estaba
pendiente de su caso, el papá también la vio en algunas oportunidades”,
afirmó.
La exjueza desmintió versiones que circularon sobre la supuesta ida
de la familia para el Líbano, cuando Cibell se encontraba privada de
libertad. “La mamá hizo un curso de uñas acrílicas y durante las visitas
le enseñó a ella a hacerlas, para que Naime pudiera trabajar desde la
cárcel y ganar algún dinero con este oficio”.
Desde el año 1994 hasta el 2005 Tauill estuvo literalmente encadenado
a los tribunales de este país, observando muy de cerca cada decisión a
favor o en contra de Cibell, atacando con rápida velocidad cada “interés
manifiesto” en torno del caso de la joven.
El hombre asegura con total convicción que siempre hubo un apoyo a
favor de la procesada. “Este caso lo llegó a tener en sus manos el
propio Otto Marín Gómez, presidente de la Corte Suprema de Justicia, yo
lo señalé y lo denuncié así como hice con otros jueces. Hoy hay personas
que todavía me reconocen en la calle, a raíz de la muerte de mi hijo”.
Por tal motivo, en esta oportunidad prefirió mantenerse detrás del
papel y no volver a figurar, ya que “no podemos hacer más nada, llega la
muerte, pero el mundo sigue, todavía no se ha encontrado la manera de
parar el globo terráqueo”.
Uno de los intentos por favorecer a Cibell se produjo —supuestamente—
en el año 2001, de acuerdo con una nota de prensa del Ministerio
Público, de fecha 7 de mayo, en la que se informa de un recurso
revocatorio introducido en contra del beneficio de redención judicial de
la pena por el trabajo y estudio que la juez encargada del juzgado
octavo de ejecución de Caracas, Norma Pérez Díaz, otorgó a Cibell Naime
Yordi, el pasado 27 de abril de 2001.
En este comunicado los fiscales responsables del caso dejaron
constancia “de la mala conducta de la interna durante los años 1999 y
2000, entre los que se destacan agresiones verbales y físicas contra
algunas funcionarias e internas del recinto penal de Los Teques”, y de
la “relación familiar disfuncional, inmadurez emocional, desequilibrio
afectivo y reacciones impulsivas ante una problemática circunstancial”,
que experimentaba la mujer.
Asimismo hicieron acotación de que “en fecha 11 de abril del 2001
consignaron por la taquilla de renovación de pasaporte de la Onidex el
pasaporte número 004624, perteneciente a Cibell Naime Yordi, lo que
podría significar un peligro de fuga por parte de la penada”.
Norma Pérez negó —por este medio— que haya concedido un beneficio a
Cibell, aclaró que lo único que realizó en relación con este expediente
fue una rectificación en el cómputo de la pena, en función de la actitud
de la condenada.
Cuatro años después, el 15 de abril de 2005 el tribunal 5to de
Ejecución de Caracas dio la libertad condicional a una mujer que pisó
por primera vez el Palacio de Justicia con 18 años y salió de él con 29
años. Durante los 11 años que se mantuvo privada de libertad recibió
tres recálculos de cómputos de la pena, a pesar que la Fiscalía y las
víctimas se resistieron a estas mejoras.
Hoy, no se tiene pistas claras de donde podría encontrarse la mujer
del gato, se conoce que un grupo de su familia está anclado en la zona
oriental del país y que Shauki Naime continúa trabajando en Caracas.
De acuerdo con informaciones policiales, el 3 de diciembre de 2008,
uno de los hijos de Naime, Fouad Naime Yordi, fue secuestrado por dos
sujetos armados cuando abría su tienda de pinturas, ubicada en la
avenida Miranda, del municipio El Tigre, en el estado Anzoátegui. El
padre pagó el rescate y el hombre fue liberado 12 horas después.
Estas informaciones hacen presumir a Tauill que Naime podría
encontrarse en el país, quizás refugiada por algún miembro de su
familia, aunque funcionarios de la Fiscalía no descartan que esté en
Colombia o en el propio Líbano.
Sin embargo, esta última tesis no la comparte el padre de la víctima,
en virtud del delito cometido por la mujer y la religión que profesa la
familia, el druidismo.
Tras 17 años del doble crimen, Tauill reconoce que su esposa todavía
va todos los días al cementerio a cuidar la tumba de Miguel; sin
embargo, él no tiene la fortaleza para continuar con esta dolorosa
rutina, sobretodo después de saber a Cibell libre.
“Cuando yo me paraba frente a la tumba de mi hijo yo me envenenaba,
ya no voy al cementerio, salgo de ahí muy mal, trato de ir pocas veces”,
indicó un adolorido padre, quien no halla en sus tres hijos el consuelo
del arrebatado.
“Mi casa se convirtió en una iglesia, sin televisión, sin música, ya
no había alegría. No aguanté, al año siguiente de su muerte tomé mis
maletas y me fui. Con la libertad de Cibell dejé de ir al cementerio, me
estaba envenenando, no podía seguir viviendo con tanto dolor”, indicó
con pesar, mientras recalcula constantemente los años que faltaron por
pagar y, con la convicción firme de que ningún cuerpo de seguridad la
busca.
Contraria a esta realidad tenemos a una Cibell Naime feliz, reunida
con sus seres queridos, en una celebración familiar, de acuerdo con unas
imágenes obtenidas a través de las redes sociales, de fecha 10 de
febrero de 2008, tres años después de su fuga.
En una fotografía donde se aprecia con unos de sus hermanos, su madre celebra: “Tan bellos mis hijos”.
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esa familia vive en el tigre edo anzoategui tienen negocios y estan de lo mejor
ResponderEliminarQuizás ella vive en El tigre
EliminarQue triste reportaje siempre me impresionó como esa desadaptada asesino a esos muchachos pero lo insólito es que este libre y no la hagan pagar hija de papá
EliminarEn este país definitivamente no existe la justicia desgraciada
EliminarEn este país definitivamente no existe la justicia desgraciada
EliminarEn el tiempo que está mujer asesinó a estos muchachos 1994 yo tenía 15 años, fue un revuelo nacional que hasta la pantalla de TV llegó con unitarios de RCTV. Lamento que finalmente no se hiciera justicia para estas 2 Familias desgarradas.
ResponderEliminarTan bellos pero tan asesina la hija
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